El solsticio de invierno 2025 ocurrirá hoy: llega la noche más larga del año
El hemisferio sur vivirá la noche más larga y el día más corto del año. Qué lo causa, por qué no ocurre siempre en el mismo momento y qué significado tiene este fenómeno que une ciencia y tradición desde hace milenios.
Este viernes 20 de junio a las 23:42 (hora argentina) el hemisferio sur vivirá el solsticio de invierno, el momento en que se inicia formalmente la estación más fría del año. Se trata de un fenómeno astronómico que marca la noche más larga y el día más corto del calendario.
A pesar de su regularidad, el evento sigue despertando interés científico y cultural. ¿Por qué ocurre, qué lo produce y por qué no sucede siempre en el mismo horario?
El rol clave de la inclinación terrestre
El solsticio de invierno se produce cuando el Sol alcanza su punto más bajo en el cielo desde nuestra perspectiva. Esto ocurre porque la Tierra está inclinada sobre su eje 23,44 grados con respecto al plano de su órbita. Esa inclinación es la que hace posible la existencia de las estaciones.
Si la Tierra no tuviera esta inclinación, el Sol brillaría todo el año en el ecuador sin mayores variaciones, y no habría ni inviernos ni veranos. Según explica la NASA, sin esa inclinación tampoco existirían los solsticios.
¿Qué significa "solsticio"?
La palabra "solsticio" proviene del latín solstitium, que puede traducirse como "Sol quieto" o "Sol detenido". Se refiere al momento en que el movimiento aparente del Sol por el cielo parece congelarse.
De hecho, si se observan registros solares a lo largo del año, como los analemas, se nota que la posición del Sol cambia muy poco durante varios días cercanos al solsticio.
En términos astronómicos, el solsticio ocurre cuando los rayos solares inciden perpendicularmente sobre el Trópico de Cáncer (en junio) o el de Capricornio (en diciembre), dependiendo del hemisferio. En el sur, este evento se traduce en menos horas de luz, baja incidencia solar y descenso de las temperaturas.
Una fecha móvil
Aunque el fenómeno ocurre todos los años, no siempre se registra el mismo día ni a la misma hora. Esto se debe a que el calendario civil no se ajusta perfectamente al año astronómico. El tiempo real que tarda la Tierra en dar una vuelta completa al Sol (año trópico) es de 365 días, 5 horas y 49 minutos.
Esa diferencia se compensa con los años bisiestos y otras correcciones que mantienen al calendario sincronizado con los ciclos del planeta. Aun así, los solsticios y equinoccios pueden variar dentro de un margen estrecho cada año.
Una conexión ancestral con la naturaleza
Desde hace milenios, los movimientos del Sol fueron observados por diferentes culturas. Civilizaciones antiguas registraron los solsticios y los integraron en calendarios, rituales y celebraciones. En el hemisferio sur, el solsticio de junio coincide con celebraciones ancestrales como el Inti Raymi en Los Andes o el We Tripantu entre los pueblos originarios del sur de Chile y Argentina.
Lejos de ser un cierre, estos rituales lo consideran un inicio: el momento más oscuro es también el comienzo de un nuevo ciclo solar, agrícola y espiritual.
Ciencia, clima y vida cotidiana
El solsticio no solo tiene un impacto simbólico. Al marcar el punto de menor incidencia solar, tiene efectos directos en el clima: las temperaturas bajan y los días se acortan. Desde el 20 de junio, sin embargo, los días comenzarán a ganar minutos de luz progresivamente hasta llegar al solsticio de verano, en diciembre.
Además, estos eventos permiten a los científicos afinar los modelos climáticos, revisar proyecciones estacionales y ajustar el calendario con precisión astronómica.
Una certeza en tiempos inciertos
En un mundo marcado por la crisis ambiental, el solsticio actúa como un recordatorio: la Tierra sigue su órbita con regularidad, sus estaciones se suceden con precisión, y el cielo ofrece una estructura que se sostiene inalterable.
Este 20 de junio, cuando la luz toque su mínimo y el frío se intensifique, sabremos una vez más que el invierno ha comenzado. Y con él, una nueva etapa en el ciclo eterno de nuestro planeta.
Fuente: Medios