Ocupan una casa por necesidad: el drama de una familia neuquina tras un incendio
Tras perder su hogar en un incendio, una madre con tres hijos ocupó una vivienda abandonada del IPVU en el oeste neuquino. Sin respuestas del Estado desde hace más de 14 años, exige una solución urgente para no volver a dormir en la calle.
Luego de perder su precaria vivienda en un incendio, Giselle Enríquez, madre de tres niños de entre 5 y 9 años, se vio obligada a ocupar una construcción abandonada del Instituto Provincial de Vivienda y Urbanismo (IPVU), ubicada en un sector del oeste de la ciudad de Neuquén. El inmueble, sin puertas, ventanas ni servicios básicos, llevaba años sin uso. Hoy, en pleno invierno, representa el único refugio disponible para esta familia que quedó en la calle.
"Hace 14 años que estoy inscripta en el IPVU y nunca recibí una respuesta. Siempre viví de prestado, en la casa de mi abuela o mi tía. Pero después del incendio, no tuvimos otra opción", explicó Giselle.
Una historia de abandono habitacional
La estructura ocupada por la familia es apenas un esqueleto de hormigón, abandonado desde hace más de siete años. Según Giselle, varios vecinos alertaron que otras construcciones similares se encuentran en idéntico estado. Ante la falta de alternativas y la urgencia por proteger a sus hijos, tomó la decisión de ingresar.
"Sé que probablemente esté adjudicada, pero si está abandonada, sin uso, y hay gente que la necesita, hay que hacer algo. Yo peleo por mis hijos", remarcó.
No se trata de un caso aislado. Giselle asegura que otras familias también viven situaciones extremas. "Había otra mamá con tres chicos que dormía algunas noches en el hospital y otras bajo un puente. Es desesperante", relató.
Frío, abandono y amenazas
La noche anterior a dar su testimonio, la familia no pudo dormir por el frío. "Esperamos a que amanezca para poder descansar un poco. Es muy difícil, pero al menos tenemos un techo", dijo. La vivienda está rodeada de basura y su entorno fue utilizado como basural y aguantadero.
"Acá no vivía nadie. Nadie cuida estas construcciones, están abandonadas", denunció.
Además de la precariedad, Giselle recibió una visita intimidante por parte de un representante del IPVU, quien le advirtió que debía retirarse del lugar. "Me dijeron que iban a llamar a la policía porque la vivienda tiene beneficiario. Pero lleva años así, tirada, como muchas otras", explicó con angustia.
La vivienda no tiene puertas ni ventanas.
Un llamado urgente al diálogo
A pesar de las amenazas, Giselle manifestó su disposición a dialogar con las autoridades, pero aclaró que no se irá sin una solución concreta. "Me contacté con el presidente del IPVU y me prometió recibirme. Estoy esperando esa reunión. Pero no puedo volver a dormir en la calle con mis hijos", sostuvo.
Más allá de su caso, reclamó que el Estado revise el uso de las viviendas que permanecen sin adjudicar. "Si uno recorre este lugar se da cuenta de cuántas propiedades están igual. Vacías, mientras hay familias enteras viviendo en la calle. No se entiende", expresó.
Con la esperanza de encontrar respuestas, Giselle aguarda una solución habitacional, aunque sea temporal, que le permita proteger a sus hijos del frío y la intemperie.
Fuente: Medios