El parador nocturno de Neuquén, un refugio que transforma vidas
El parador nocturno de Neuquén se transformó en un espacio clave para personas en situación de calle. Cada noche ofrece abrigo, comida y contención espiritual, en un ambiente de respeto y comunidad que ya deja huella.
Lo que comenzó como una respuesta urgente frente a las bajas temperaturas, hoy se convirtió en un espacio fundamental de acompañamiento para personas en situación de calle. El parador nocturno, impulsado por el Gobierno de Neuquén en conjunto con iglesias, organizaciones sociales y voluntarios, se afianza cada noche como un lugar donde el abrigo, la comida y la calidez humana marcan la diferencia.
Cada noche, decenas de personas se acercan buscando mucho más que un techo. Encuentran respeto, escucha, abrigo y la certeza de que no están solas. Largas filas frente al ingreso, donaciones constantes y un clima de comunidad reflejan el impacto de esta iniciativa.
Uno de los voluntarios, Ale Riffos, resumió la experiencia con una frase que emociona: "Me puso contento ver volver a los chicos que vi el primer día... eso quiere decir que hay un buen trato, buenos recursos. Como decía mi abuela: si vuelven, es porque algo bueno debe haber."
Abrigo, comida y contención espiritual
El refugio no solo brinda cama y alimento caliente: también ofrece acompañamiento emocional y espiritual. En simultáneo con el ingreso, hay voluntarios repartiendo abrigo desde el Ropero Solidario, entregando turrones y barritas, y compartiendo palabras que reconfortan. Dos pastores ofrecen asistencia espiritual, un componente esencial que muchas veces queda relegado, pero que resulta vital en contextos de vulnerabilidad.
"Oremos por ellos. Todos merecemos una oportunidad", expresó Riffos, conmovido por el impacto del trabajo colectivo.
Bautizado por algunos como Parador MIR, el espacio no es solo un lugar físico. Es una puerta abierta a la dignidad, donde se respeta el ritmo de cada persona y se construye comunidad desde lo simple: una charla, una mirada, una escucha atenta.
Lo más valioso es que quienes llegan, regresan. Y ese regreso es un claro mensaje: en el parador, hay algo que funciona, que humaniza, que reconforta.
El desafío: transformar la emergencia en política pública
El éxito del parador también deja una pregunta abierta: ¿cómo hacer que esta respuesta puntual se convierta en una política sostenida en el tiempo?. El frío va a pasar, pero la situación de calle seguirá existiendo si no se desarrollan estrategias integrales que incluyan trabajo, vivienda, salud y acompañamiento.
Fuente: Medios