Río Negro y Neuquén resisten la crisis docente, pero con deudas pendientes
Las dos provincias lograron amortiguar la falta de maestros que golpea a casi todo el país, gracias a salarios competitivos y a una oferta creciente de formación docente.
La falta de maestros atraviesa al sistema educativo argentino: nueve de cada diez escuelas del país reconocen dificultades para cubrir cargos. En ese marco, Río Negro y Neuquén aparecen como excepciones relativas, aunque también exhiben grietas que ponen en duda la sostenibilidad del modelo.
La Unesco advirtió que hacia 2030 harán falta 44 millones de docentes en el mundo. En Argentina, el déficit se concentra en materias estratégicas como inglés, informática y ciencias duras, mientras crece la preocupación por el envejecimiento del plantel y el desinterés de los jóvenes por elegir la docencia.
Río Negro: sueldos altos, pero distribución desigual
El Ministerio de Educación provincial asegura que "no hay falta de docentes" y lo atribuye al segundo mejor salario del país: en septiembre, un maestro de grado con diez años de antigüedad cobrará $1.170.761 por una jornada de 4 horas. Sin embargo, detrás de los números persisten tensiones.
En Argentina, el déficit de docentes se concentra en materias estratégicas como inglés, informática y ciencias duras.
En ciudades como Bariloche abundan profesores de educación física, pero faltan en áreas vinculadas a la tecnología, donde las vacantes siguen abiertas. Además, la matrícula creciente en los institutos de formación docente (1.485 ingresantes en 2025) no garantiza una salida equilibrada: muchos jóvenes eligen carreras que ya están saturadas.
Neuquén: vacantes crónicas en el secundario
En Neuquén, el escenario es más frágil. Aunque la apertura de nuevos profesorados en el interior alivió la falta de maestros de grado, las vacantes en secundaria son una constante. Distritos completos, como el 1 y el 8, acumulan cerca de 1.000 horas sin cubrir en asignaturas clave como informática, teatro e historia.
La paradoja es que los salarios se ubican entre los más altos del país: un docente inicial cobra en mano $1.104.114, y con diez años de antigüedad llega a $1.188.462. Aun así, los egresados universitarios no siempre eligen la docencia como primera opción y, en muchos casos, priorizan trabajos en el sector privado o incluso en el exterior.
Más allá de los salarios
Los especialistas coinciden en que los sueldos competitivos son apenas una parte de la solución. La sobrecarga laboral, la violencia en las aulas y la falta de reconocimiento social desalientan la profesión.