Un emprendimiento familiar transforma el paisaje productivo de Añelo
Una familia de Añelo convirtió su sueño en un emprendimiento agroindustrial, marcando un hito en la diversificación económica de la región.
En el corazón de la estepa neuquina, más precisamente en Añelo, donde el paisaje evoca torres de petróleo más que cultivos, avanza un emprendimiento inédito: Olivares del Neuquén. Este es el primer proyecto en producir aceite de oliva extra virgen en la provincia. Giulio Retamal está a la cabeza de la empresa y lidera con orgullo esta iniciativa familiar que nació en 2007.
Olivares del Neuquén es el primer proyecto en producir aceite de oliva extra virgen en la provincia.
Giulio relata que la idea surge de un sueño de su padre, quien siempre creyó que el olivo podía darse en las tierras neuquinas. En aquellos primeros años, las cortinas de álamos se regaban con un grupo electrógeno porque ni siquiera había electricidad en la zona.
"Fue un proyecto lleno de fe, a contramano de toda lógica. Muchos pensaban que fracasaría, pero hoy estamos produciendo uno de los mejores aceites del país", asegura.
El secreto de esa calidad se encuentra en las condiciones naturales: la amplitud térmica, los vientos constantes y el suelo árido, que favorecen la sanidad del cultivo y una mayor concentración de aceite.
El secreto de la calidad se encuentra en las condiciones naturales.
Pero también está en la técnica: plantación ultra intensiva, riego por goteo, cosecha mecanizada y una almazara propia que permite comenzar el prensado a menos de dos horas de la cosecha.
"Eso evita la oxidación y mejora significativamente la calidad del producto", explica Retamal.
Producción local con visión global
Actualmente, Olivares del Neuquén cuenta con 100 hectáreas implantadas y proyecta alcanzar las 150. El 80% está dedicado a la variedad Arbequina, conocida por su sabor suave y resistencia al viento, mientras que el 20% restante es Arbosana, que aporta notas más intensas y picantes al aceite. La combinación da como resultado un producto equilibrado y amigable al paladar.
El emprendimiento cuenta con 100 hectáreas implantadas en la actualidad.
"Nuestro foco está en el consumidor neuquino, que no tenía mucha costumbre de usar aceite de oliva. Queríamos que el producto fuera accesible y suave, ideal incluso para los chicos", apunta Giulio.
El sistema de riego por goteo, abastecido desde un decantador de un millón de litros, permite controlar con precisión el agua y los nutrientes que recibe cada planta. "El olivo necesita condiciones justas: ni más ni menos", detalla.
Proyección y arraigo
Aunque el mercado regional es hoy la prioridad, el objetivo a mediano plazo es exportar. "Nos gustaría crecer en volumen para llegar a Brasil. Es un mercado cercano, que consume mucho aceite de oliva y hoy lo importa desde destinos más lejanos", señala Retamal.
Pero más allá de los números, lo que más lo motiva es el reconocimiento de su comunidad. "El neuquino valora lo auténtico, lo hecho en su tierra. Cuando hay calidad, prefiere lo local. Eso nos impulsa", afirma.
En una zona donde el oro negro marca el pulso económico, Olivares del Neuquén demuestra que también desde el desierto se puede extraer un tesoro. Con técnica, convicción y raíces firmes, una familia neuquina siembra el futuro.
Fuente: Medios