El asado bajó, pero la carne patagónica aún cuesta 50% más que en Buenos Aires
La flexibilización de la barrera sanitaria generó una baja del 34% en el precio del asado, pero la carne picada y la bola de lomo aumentaron en los últimos meses.
La flexibilización de la histórica barrera sanitaria del río Colorado fue presentada como una solución a uno de los problemas más visibles del mercado de la carne en la Patagonia: los precios desmedidos.
El ingreso del asado con hueso, autorizado por primera vez, generó una baja inmediata en las góndolas. Sin embargo, el alivio resultó parcial y dejó en evidencia que las distorsiones en la cadena de comercialización van mucho más allá de esa medida.
Del veto histórico a la apertura parcial
Los rumores sobre la apertura comenzaron a circular en marzo de este año, en un contexto en el que el kilo de asado con hueso en la región rozaba los 20.000 pesos, casi el doble de lo que se pagaba al norte del río Colorado.
Tras idas y vueltas normativas -primero con la Resolución 180/2025 del SENASA, prorrogada y luego suspendida-, la medida se oficializó finalmente el 27 de junio con la Resolución 460/2025. La norma, consensuada con la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, habilitó el ingreso de carne con hueso desde zonas con vacunación contra fiebre aftosa hacia la Patagonia, libre de esa práctica.
El efecto inmediato: el asado más barato
Con la entrada efectiva de carne con hueso, el impacto se sintió rápido: entre marzo y agosto, el precio del asado cayó 34% en las góndolas patagónicas, según los relevamientos del INTA Bariloche.
Pero la baja se concentró únicamente en ese corte. Mientras el asado se acomodaba y reducía su brecha respecto de Buenos Aires a apenas un 12%, otros cortes mostraron la tendencia opuesta: la bola de lomo aumentó 16% y la carne picada un 11% en el mismo período.
Diferencias que no se explican por la logística
Los cortes sin hueso nunca estuvieron restringidos por la barrera sanitaria y circulan libremente hacia el sur desde hace años. Aun así, los precios en Patagonia siguen muy por encima de los que se pagan en el norte del país.
El análisis comparativo es contundente: mientras la diferencia en el asado hoy se justifica con costos de transporte, la bola de lomo se paga un 36% más y la carne picada común un 49% más en Patagonia que en Ciudad de Buenos Aires. Distintas fuentes coinciden en que los costos logísticos no superan el 10% del precio final, lo que deja en claro que el resto de la brecha es artificial.
¿Un mercado poco transparente?
La concentración de actores en la cadena de comercialización al sur del río Colorado abre la sospecha de un manejo discrecional. Con pocos jugadores y baja competencia, los precios parecen responder menos a la lógica de la oferta y la demanda que a prácticas abusivas.
El resultado es un doble estándar: mientras los consumidores del norte del país acceden a cortes como la bola de lomo o la carne picada a precios más razonables, en la Patagonia las familias pagan hasta la mitad más por el mismo producto.
La flexibilización de la barrera sanitaria fue un paso histórico y demostró su eficacia al bajar el precio del asado. Pero también expuso que los problemas del mercado cárnico en la región no se reducen a esa cuestión.
Las distorsiones en los cortes sin hueso reflejan la necesidad de mayor competencia, transparencia en la formación de precios y controles efectivos sobre la cadena de comercialización. Sin esos cambios, la brecha entre el norte y el sur del río Colorado seguirá marcando la mesa de las familias patagónicas.
Fuente: Medios.