Punta Colorada: el nuevo proyecto que mueve el tablero financiero de YPF
YPF planea un segundo oleoducto en Punta Colorada, con un esquema financiero similar al del Vaca Muerta Oil Sur. La apuesta busca duplicar la capacidad exportadora, atraer capital privado y convertir al puerto rionegrino en un hub energético clave.
La petrolera nacional YPF avanza con una propuesta que puede redefinir su perfil financiero: construir un segundo oleoducto en paralelo al Vaca Muerta Oil Sur (VMOS) y duplicar la capacidad de exportación de crudo desde Punta Colorada, en la costa atlántica rionegrina.
El movimiento no es menor. La obra demandaría una inversión similar a la del VMOS, que actualmente ronda los 2.000 millones de dólares y se financia bajo un esquema de project finance inédito en el país en más de dos décadas.
Un modelo replicable
La clave es si YPF podrá repetir el mismo mecanismo: financiamiento internacional atado al flujo de caja del propio ducto, sin cargar en exceso el balance corporativo.
Ese esquema no solo atrae capital privado, sino que además protege a la empresa de los vaivenes macroeconómicos locales. El VMOS se constituyó como precedente exitoso. Los contratos de evacuación firmados con productoras privadas garantizan repago y minimizan riesgos.
Para el segundo oleoducto, se proyecta un modelo similar, vinculado al desarrollo de gas natural licuado (GNL) y al crudo asociado que demandará salida exportadora.
Retornos y mercado
El atractivo financiero radica en el margen exportador: con precios internacionales del Brent sostenidos por encima de los 70 dólares, cada barril evacuado vía Punta Colorada representa ingresos netos competitivos frente a la exportación vía Bahía Blanca o refino local.
En paralelo, la terminal de monoboya y las futuras instalaciones de GNL consolidan el puerto como hub energético, lo que asegura contratos de largo plazo y da previsibilidad al flujo de divisas.
Riesgos y desafíos
Los riesgos no son menores. La ventana de oportunidad está atada al cronograma del GNL: si los trenes de licuefacción no entran en operación hacia 2030, el nuevo ducto podría enfrentar ociosidad parcial. Además, la volatilidad de los precios del crudo y la presión impositiva local son variables que el mercado internacional sigue de cerca.
Una jugada de posicionamiento
Más allá del riesgo, YPF busca enviar una señal: la compañía puede estructurar proyectos autosustentables, atraer financiamiento externo y convertir infraestructura en activos generadores de divisas. Si logra consolidar el segundo oleoducto bajo las mismas condiciones del VMOS, Punta Colorada no solo será un puerto estratégico, sino también un caso testigo de cómo financiar el futuro energético argentino sin depender del Estado ni del mercado de deuda local.