Catalán, el nuevo ministro del Interior y la mirada desde la Patagonia
La designación de Lisandro Catalán generó escepticismo en Río Negro, Neuquén y Chubut. Gobernadores piden un diálogo real, obras y fondos que siguen pendientes.
La designación de Lisandro Catalán como ministro del Interior generó más dudas que entusiasmo en el sur del país. En Río Negro, Neuquén y Chubut, provincias que en su momento acompañaron al Gobierno en votaciones clave en el Congreso, la noticia fue leída como un gesto insuficiente para recomponer el vínculo roto con los mandatarios, después de promesas incumplidas en fondos y obras que siguen paralizadas.
El abogado tucumano, de 54 años, llega a ese cargo con el respaldo de Guillermo Francos, su mentor desde hace casi dos décadas. Pero entre los gobernadores patagónicos prima la desconfianza: ven en la "mesa federal" que Milei presentó esta semana una convocatoria limitada, donde sólo aparecen los aliados más cercanos, sin abrir un diálogo genuino con todas las provincias.
"Queremos diálogo. Sentimos que nos dejaron de lado. Se prometieron recursos que nunca llegaron", se escuchó en voz baja desde despachos sureños.
"Sería bueno que el gobierno nacional convoque absolutamente a todos los gobernadores", dijo el gobernador neuquino Rolando Figueroa. En la misma sintonía declaró su par rionegrino Alberto Weretilneck: "tenemos que estar todos los gobernadores, sin distinción de color partidario".
Un puente patagónico
Durante la gestión de Alberto Fernández, en el Ministerio de Justicia, Catalán trabajó con el rionegrino Martín Soria, hoy candidato a senador por el peronismo, antes de dar el salto a La Libertad Avanza.
Antes de eso, Catalán habló con Martín Soria, entonces ministro de Justicia de Alberto Fernández, y le explicó su decisión. Pese al tono confrontativo que el rionegrino suele mostrar en público, la charla fue en buenos términos y el vínculo se mantuvo incluso tras el cambio de gobierno.
Soria fue además el tercer ministro con el que trabajó Catalán en Justicia: había llegado en 2016 con Germán Garavano, continuó con Marcela Losardo, que lo ascendió a director nacional, y luego siguió con el propio Soria. Su permanencia, coinciden en su entorno, se debió a su perfil técnico y a las reformas de modernización que impulsó en el área.
Ya en la campaña libertaria, Catalán se encargó de la fiscalización en el interior y del armado jurídico del partido, lo que lo acercó al círculo de Karina Milei y Eduardo "Lule" Menem. Ahora, como ministro del Interior, deberá recomponer los vínculos con gobernadores desconfiados, aunque sin recursos financieros el desafío parece cuesta arriba.