Condena a los cuatro detenidos por el crimen en el caso Otoño Uriarte
La decisión se basó en un conjunto de elementos: testimonios indirectos, comentarios atribuidos a los imputados y una coincidencia parcial en el perfil genético de Jafri
El Tribunal de Impugnación analizará los recursos presentados por las defensas de Maximiliano Lagos, Néstor Cau, José Jafri y Germán Antilaf, condenados a prisión perpetua por el crimen de Otoño Uriarte. Un momento decisivo en un caso que arrastra 18 años de impunidad y controversia.
La condena dictada el pasado 30 de marzo por el Tribunal de Juicio de Cipolletti marcó un hito en la historia judicial de la provincia, pero también desató cuestionamientos sobre la fragilidad probatoria del fallo. La sentencia se basó exclusivamente en indicios, sin pruebas directas, un aspecto que hoy pone en jaque la solidez del proceso penal.
Las defensas argumentan que la decisión se sustentó en un conjunto de elementos circunstanciales: testimonios indirectos, comentarios atribuidos a los imputados y una coincidencia parcial en el perfil genético de Jafri con rastros encontrados en el nailon que envolvía el cuerpo de Otoño. Sin embargo, el veredicto no logró establecer la causa exacta de la muerte ni el lugar preciso del crimen, dejando en manos del Tribunal de Impugnación la delicada tarea de definir si la condena debe mantenerse o modificarse.
Otoño Uriarte tenía 16 años cuando fue secuestrada, su cuerpo fue encontrado seis meses después en el canal Principal de Riego.
El desafío de los magistrados es mayúsculo: si ratifican la sentencia, consolidarán una jurisprudencia donde los indicios pueden sostener una condena de por vida. Si la revocan, abrirán la puerta a un debate sobre los estándares de prueba en crímenes de alta trascendencia. En juego no solo está el futuro de los condenados, sino la credibilidad de un sistema judicial que demostró una alarmante falta de respuesta durante casi dos décadas.
Otoño Uriarte desapareció el 23 de octubre de 2006 y fue encontrada muerta el 24 de abril del año siguiente. El cuerpo fue arrojado al canal Principal y hallado en la usina de El 30. El rastro detectado por los perros adiestrados, algunos testimonios y los comentarios que los condenados le hacían a la joven de 16 años, cada vez que la veían, los ubicaron en el blanco de los investigadores. Pero las falencias de la Justicia de Cipolletti demoró el juicio.
Fuente Medios