Independiente se juega algo más que la clasificación en Rosario

Independiente enfrentará este viernes a Belgrano de Córdoba por los octavos de final de la Copa Argentina, en Rosario. Pero más allá del pase a cuartos, el equipo dirigido por Julio César Vaccari se juega mucho más: credibilidad, autoridad y, tal vez, la continuidad de su entrenador.

El presente del "Rojo" dista bastante de aquel equipo competitivo que ilusionó a propios y extraños durante el primer semestre. Lo que comenzó con protagonismo tanto en el Torneo Apertura como en la Copa Sudamericana, se transformó en una preocupante seguidilla de actuaciones grises y decepcionantes. Hoy, Independiente parece haber perdido el fuego interno que lo distinguía.

El equipo luce apático, inseguro y sin convicción. La sensación en cada partido es que una nueva derrota acecha, y el mensaje que transmite el equipo dentro de la cancha no hace más que reforzar esa percepción. A Vaccari se le achaca haber perdido el control de un plantel que parece desconectado.

Algunos buscan explicar esta caída por la renovación del plantel. En defensa, apenas Kevin Lómonaco se mantiene del semestre pasado, mientras que en ataque se sumó Walter Mazzantti. Además, la salida del colombiano Álvaro Ángulo -pieza clave por su entrega, liderazgo y sorprendente capacidad goleadora- dejó un vacío difícil de llenar. Recién en el último partido ante Gimnasia debutó su reemplazante, Facundo Zabala.

Sin embargo, los cambios de nombres no alcanzan para justificar el bajón. Hay jugadores que mantienen su lugar a pesar de rendimientos muy por debajo de lo esperado, y ahí entra la responsabilidad directa del entrenador, quien debe tomar decisiones fuertes más allá de los apellidos.

Para este duelo decisivo, Vaccari planea varios retoques: Rodrigo Fernández Cedrés y Pablo Galdames ingresarían por Iván Marcone y Luciano Cabral, respectivamente, mientras que Ignacio Pussetto reemplazaría a Gabriel Ávalos en la delantera.

El DT también sabe que se juega su futuro. Una eliminación ante Belgrano, apenas cinco partidos después de arrancar el semestre, podría acelerar su salida. En Avellaneda, las expectativas eran altas y los objetivos incluían pelear hasta el final en las tres competencias.

Para revertir esta situación, Vaccari deberá dejar de lado la cautela, ser más audaz y mostrar variantes que hoy parecen agotadas. El equipo necesita recuperar confianza, ambición y volver a ser ese conjunto que se animaba a competir con cualquiera.

Fuente: medios