El grito federal de los gobernadores patagónicos
Los gobernadores patagónicos y la tensa relación con la casa rosada. El peso del ajuste y el reparto de los recursos. El federalismo se sube a la agenda política el prólogo del semestre electoral.
La semana que se fue dejó algunos hechos políticos. La cámara de diputados de la nación ratificó su fama de reality-show no sin antes poner en marcha la discusión legislativa sobre dos temas sensibles para el gobierno libertario: financiamiento para las universidades y emergencia en la salud pediátrica. Al mismo tiempo, el conjunto de los 24 gobernadores avaló la presentación en el senado de un proyecto de ley para modificar el reparto de recursos federales. Un asunto que inquieta a los mandatarios provinciales a partir de la caída de la coparticipación atada esencialmente a la merma en la actividad económica.
Más allá de los tecnicismos en la discusión entre la nación y las provincias, el tema prologa la dinámica electoral que tomará el segundo semestre. La conformación del congreso dejará de ser la actual desde el próximo 10 de diciembre y, más allá de los resultados en cada distrito, hay coincidencia en que La Libertad Avanza aumentará su representación. Existen al menos dos motivos políticos que complementan el reclamo económico de los gobernadores: delinear ejes discursivos de cara a la campaña y hacer valer el rol que el congreso todavía puede ofrecer como barrera de contención frente a la motosierra nacional. Cada cual con su intensidad y sus motivos, desde los mandatarios Kirchneristas hasta los aliados al gobierno central, todos pusieron en marcha sus estrategias de resguardo político frente a un presidente que, en vísperas de las próximas elecciones, los considera "la última trinchera de la casta".
La Patagonia no es ajena al contexto. Rolando Figueroa (Neuquén), Ignacio Torres (Chubut) y el experimentado Alberto Weretilneck (Río Negro) anunciaron la terminación con financiamiento propio del Gasoducto Cordillerano. Más allá del simbolismo que aporta el financiamiento provincial frente a la ausencia de obras públicas nacionales, la foto de los tres mandatarios transpiró un mensaje político de alta nitidez frente al gobierno libertario. Las provincias patagónicas se inscriben en la discusión por los recursos federales con argumentos diversos. Desde la matriz energética, según la cual "la Patagonia provee el 98% del gas, el 97% del petróleo y el 70% de la energía eólica del país" como detalló el mandatario rionegrino Alberto Weretilneck. Pero también desde el aporte que realizan al Producto Bruto Interno. El caso emblemático es Neuquén, cuyo aporte al PBI alcanza el 3.9% aunque recibe solo el 1.7% de la masa coparticipable. Datos que sientan a la mesa a los patagónicos con un margen de argumentación favorable en relación a la actualidad de otras provincias.
Fronteras adentro de cada distrito, la incomodidad discursiva recae sobre los libertarios provinciales. Vender "libertarismo" a los comprovincianos frente a la elocuencia de los datos no será tarea fácil. La marcha de la macroeconomía que ofrece un punto de reposo incontrastable en favor del gobierno nacional diluye su potencia cuando se evalúa el reparto de la carga. La agenda planteada por el conjunto de los gobernadores según la cual, el equilibrio fiscal nacional descansa sobre la espalda de los Estados provinciales, es un motivo de preocupación para los candidatos libertarios que pujan por bancas en el próximo congreso. En pocos días el INDEC publicará el nuevo índice inflacionario y las buenas noticias estimadas en el 1.7% oxigenarán nuevamente a los defensores del proyecto nacional. Aunque el trazo para defender los aciertos del modelo Milei deberá enfrentar preguntas básicas y elocuentes en el transcurso de la campaña electoral: ¿Cuál es el precio del ajuste? ¿Sobre quienes recae el costo del modelo? ¿En qué conviene a las provincias enviar libertarios al congreso frente al extraño federalismo que denuncian los gobernadores?
La puja por el peso del ajuste y el reparto de los recursos se inscribe en la agenda política para los próximos meses. Todo ello mientras se redacta el presupuesto 2026 que deberá, claro, pasar por el congreso. Un hecho que actualizará el termómetro político nacional y volverá a medir la tensión entre los gobernadores y la casa rosada. Se avecina un semestre cargado de estrés político que devolverá tras la elección un dato clave: el nuevo reparto de poder de cara a los dos últimos años de la gestión Milei.