Cómo es el trabajo subterráneo de los "topos" en los pluviales neuquinos
Una cuadrilla de empleados municipales descendió a uno de los pluviales más grandes de Neuquén para desobstruirlo y evitar futuras inundaciones. Te mostramos una tarea clave para el funcionamiento de la ciudad.
Una cuadrilla de trabajadores municipales se adentró en el sistema pluvial subterráneo de la ciudad para desobstruir uno de los canales más importantes. Frío, barro y residuos de todo tipo, en una tarea tan incómoda como clave para el funcionamiento de la ciudad neuquina.
Por debajo del cemento y el asfalto de la ciudad de Neuquén existe un verdadero laberinto de pluviales. Son conductos por donde circula el agua de lluvia y que, con el tiempo, se colman de sedimentos, residuos y raíces, generando verdaderos tapones invisibles a simple vista. Allí es donde entran en acción los trabajadores del área de Pluviales del municipio, conocidos por muchos como los "topos".
Esta semana, una cuadrilla realizó una compleja intervención en uno de los tramos más grandes y críticos del sistema: el pluvial que corre bajo Avenida Mosconi y desemboca en el arroyo Durán.
Completamente equipados, los trabajadores descendieron al conducto -de 1,20 metros de altura y 1,80 de ancho- a la altura de Olascoaga, para liberar el canal y evitar futuras inundaciones.
"Se trata de un pluvial que pasa por debajo de la bicisenda, sobre Félix San Martín y Planas. Ingresamos por el acceso de Mosconi y Olascoaga. El conducto tiene tres secciones, una de las cuales apenas funcionaba al 20% de su capacidad", explicó Cristian Haspert, subsecretario de Limpieza Urbana, quien también acompañó el operativo.
La obstrucción estaba compuesta por una gran acumulación de sedimento, residuos plásticos, cartón, botellas e incluso una cubierta. Además, encontraron raíces de sauces y álamos, que suelen generar grandes bloqueos en el flujo del agua.
"El problema es que si no se interviene a tiempo, cuando llega una tormenta fuerte, el agua no escurre y termina anegando calles. Por eso decidimos actuar ahora, antes del verano", agregó Haspert.
La cuadrilla de trabajadores municipales se adentró en el sistema pluvial subterráneo de la ciudad.
Trabajo sacrificado
Para liberar el pluvial, el equipo utilizó sondas de alta presión y camiones especiales que aspiran el barro y los residuos. El operativo llevó varias horas y se completaron tres viajes con el material extraído. "Fue un trabajo muy sacrificado, con mucho frío y barro. Es importante reconocer el esfuerzo de estos trabajadores que hacen una tarea silenciosa pero fundamental para el funcionamiento de la ciudad", destacó el funcionario.
Actualmente, Neuquén cuenta con 2.280 bocas de tormenta distribuidas cada 100 metros. Cuando una calle se anega, muchas veces es porque alguno de estos desagües está tapado, ya sea por residuos o por raíces.
Haspert pidió colaboración a la comunidad y recordó que no se deben retirar las rejas de los sumideros, ya que esto permite el ingreso de basura de gran tamaño que luego bloquea los conductos.
"Intervenimos ahora porque no podemos esperar a que nos agarre una tormenta con el sistema colapsado", concluyó.
Fuente: Medios